viernes, 8 de mayo de 2009

Letras Combinadas VI: Karina Macció




y no puedo evitarlo: te extraño. Mi razón, mi entendimiento (¿entender qué? ¿qué pasa si el medio no aplica al fin?) saca carteles claros, escritos con mayúscula:
NO LO HAGAS
y luego, simplemente, no: NO.
Desde mí, yo, adentro, pegado en el reverso de este recubrimiento que me limita, YO objeto, yo que no se dice en voz alta, desde ese lugar deíctico que no sé llamar, todo dice Sí, con mayúscula que no se ve, pero que es tangible –siempre invisible para mis ojos que, soberbios, creen que lo que ven es lo que es– para mi cuerpo, el cuerpo mismo es la mayúscula, que dibuja una letra gótica, rebuscada, con arabescos en las extremidades y un acento claro al final, como un reborde de uña que raspa: Sí. Encima se agita, flamea incendiada, bandera que es más sábana, porque se quema y sigue quemándose sin acabar, nunca, siendo las ondas de tela a la vez de fuego, pero igual de ondulantes, de aspirantes. Desde abajo empieza, se irradia, un fuego imparable: destruir al cuerpo, consumirlo, de una vez, consumarlo? Darle su razón de ser, pero no hay. No hay entendimiento posible. Razón es causa, no razonado, más bien, acorazonado, con sangre hirviente, a borbotones, me muevo efervescentemente, sin cabeza, hecha co-razón.

Ella, por un lado.
Yo, por otro.
Aunque ella? yo? ¿Quién?
¿Quién anda ahí? (¿no escuchaste un ruido? ¿quién será?)
¿Quién anda ahí? (siempre el miedo instalado, que abran la puerta y salte
(todo, que no nos descubran, que no me descubran, a ver si se dan cuenta, toda esta vida es
(una farsa, parece una trampa de ratón, ahí está el queso, vení, ¿no te tienta? vení, dale,
(vení y ¡pum! salta, estalla, perfora pero todavía no, todavía no, fue sólo un ruido
(un moverse de alguien en otro plano ¿no? un gato ¿no? ¿no es siempre un gato?
(–primero es un gato, después no– un ruido, sólo un ruido, solo, nada más)


Cuando intento mirarme lo único que hay es reflejo, carne plantada en un espejo que es ciega (en la carne expuesta, revestida pero desnuda, los ojos no aparecen). Como un lago petrificado, el espejo posee un cuerpo solo, abandonado, muerto de miedo en un lugar blanco, a la intemperie. Soledad sin sol, como si la terminación de la palabra aguara su calor (edad, un camino hecho de años, de poner ladrillos en el yo, desde mí, hacer un yo con una tríada de décadas, tres y cero, tres cero, o cero tres, el cero no es nada cuando va detrás, es un agujerito que se abre para mirarte mejor, es el ojo escapado de la carne que se da vuelta y te guiña un tres, y te dice tic tac, morboso, social, tan redondo y consciente, tan asimilable a una O, Oh, ya es hora, vamos, ¿qué esperás? ¿no ves que el tiempo pasa y esa redondez no debería estar en mí, sino en vOs? Estás listas para ser 0tra, para tener 0tr0, para ser dos en uno, por lo menos dos, y no contestes que ya sos, siempre algo se es, aunque sea muy poco, o directamente, nada, porque ser nada es algo, “alguito” me dijeron, entonces salvo que digas S.O.S., no digas más, porque este dos tiene carne y cerebro, que es lo primero que crece, otra cabeza en tu estomágo, para que pienses mejor, para que veas mejor quién sos):

se ablanda primero, el sol es lava, se desparrama, charco naranja intenso, jugo caliente parecido a la miel, encendido, sol sin líneas, sin rayos, sol tirado, se desparrama más, crece en el piso, es absorbido, enfríado, es apenas agüita coloreada que, de a poco, pierde su tono, insulsa, desparramada en el piso, en la tierra que la quiere chupar, de a poco, pierde su tono, insulsa, no dice nada, pierde (ha perdido, hasta ahora no se daba cuenta, había perdido la cuenta, ¿cuántos años? ¿cuántos meses? ¿cuántos días? 3, 13, 30, tres trece treinta –¿la traducción me dirá algo? ¿la repetición? hacer un mantra, ver qué pasa, morir repitiendo, ver si algo se codifica, se cosifica, se hace algo que no soy yo, pero que sale de mí, ¿es ésta la forma? 3, 13, 30, tres trece treinta ¿qué son estas cifras? tan ridículas con ese tres tres veces, tres veces tres, distintos tigres, tristes seguro, desorientados, no saben dónde van, para qué, por qué comen trigo cuando son carnívoros ¿por eso se atragantan? 3, 13, 30, tres trece treinta, es la paradoja, lo que está a mi lado, justo ahí, en ese resquicio que el ojo oblicuo intenta ver, pero no puede, se intuye, pero nada, no se llega a descifrar, sólo el canto, la repetición autista, ladeada, casi de cabeza contra pared) se queda quieta, trabada, muda, inerte, inesperada, inesperadamente se vuelve, metal, plata, esqueleto sin huesos, olvido, mudez que no se dice, que es completa, inocencia, latido, puro deseo, boca abierta, y entonces piel que es toda lengua, pero sin nadie a quien envolver, ondea, rígido el cuerpo solo, carne vidriada, en el espejo, en el ojo de un OtrO que aparece y no se ve, está más que es, es estando, siendo, sobre todo, está.

Te extraño.
Extraño.
Te hago extraño.
Extrañar (perder lo que no se puede tener, tres trece treinta veces seguidas, sin parar, tres veces treinta, tres veces trece veces treinta veces tres, tres tres tres...
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